martes, 22 de julio de 2014

Simple.

Ella era frágil, como las notas agudas en un piano, como las hojas de los árboles a punto de caer. Ella, la temida por todas las margaritas, la temida por todas las historias de amor. La desafortunada en amores y afortunada en el juego. Niña que creía en los cuentos de hadas, niña que creía en los "vivieron felices y comieron perdices". Dulce inocente hasta que confió en el amor, dulce inocente hasta que se ilusionó. Y como consecuencia, mares de lagrimas creó. Ella la niña fragil, ella, la niña que dejó de creer en el amor.